sábado, 31 de octubre de 2009

EXPRÉSATE



Exprésate, da a conocer lo que piensas, lo que sientes, pero la premisa de este acto es, sé valiente y sincero, contigo mismo.
Si bien existe una frase que afirma: Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, yo diría que cuando uno se pronuncia, utilizando la razón y el corazón, sólo existe libertad.
San Agustín dice: Ama y haz lo que te da la gana, por eso, haz el blog que desees, sé libre, pero ama lo que haces y estoy segura que no serás esclavo de tus palabras, sino tan dueño de ellas, como de tus silencios.
Esta es la pequeña historia que me gustaría compartir con ustedes:


La Gruta que llora

Estuvo rápidamente decidido, viajaba por la noche, porque la luna es mejor acompañante que el sol, sino pregúntenselo al amor.
No sé si la conoces, es la gruta de Guagapo, ubicada en el valle de Pacalmayo, a más de una hora de la Perla de los Andes “Tarma”, provincia del departamento de Junín.
Una imponente y fría oscuridad me dieron la bienvenida; entrar, una invitación, tentación y obligación. Cada vez que daba un paso al interior de la gruta, era como hacerlo al interior de mi vida; tuve miedo de ver en aquella oscuridad a mí misma, podía sentir los latidos de mi corazón y escuchar como eco en el silencio mi respiración. Al escalar tuve un mórbido deseo, dejarme caer, ¿quién detendría mi caída? Tú…Dios, no… simplemente caería.
Las rocas acariciaron fuertemente mi cabeza, el agua acogió mi cuerpo, y mis ojos desorbitados buscaron tu ausente mirada. El río me condujo al corazón de la gruta, en él, cientos de taramas danzaban, melodías que recorrieron el túnel del tiempo, melodías creadas por Orfeo. Cuenta la historia que los valerosos taramas se enfrentaron a Pachacutec y a su ejército, dejando en la gruta a los ancianos mujeres y niños, al ser derrotados nunca regresaron, y las almas de aquellos que no conocen el olvido, lloraban noche y día la pérdida de sus seres queridos, sus lágrimas formaron las aguas que emergen desde lo más profundo de la gruta; y sus cuerpos quedaron convertidos en estalactitas y estalagmitas.
Abro los ojos, vuelvo a la vida.... vuelvo a ti y el camino debo seguir.
Una luz tenue me indica que estoy próxima a salir de la gruta, el sonido del agua se hace más intenso y el sol con sus rayos me dice: ¡Volviste!.
Doy unos cuantos pasos y siento desmayar, apoyo una de mis manos en una piedra y la otra en mi cabeza, y me doy cuenta que de ella brota sangre....¿ qué pasó? ¡no sólo fue un mórbido deseo! Fue cerrar mis ojos... convertirme en tiempo.

Gilda Lobatón Badillo

Gracias César, muy buen trabajo, no dejes nunca la pasión por vivir que he percibido te caracteriza.




1 comentario:

Curso Blog Acentos dijo...

Comentario de prueba para la clase